El cerebro puede entenderse como esa estructura corporal y tangible que, cuando está sana, cuenta con los elementos necesarios para llevar a cabo una infinidad de funciones complejas que hasta ahora nos diferencian de otras especies.
La mente se vale del cerebro humano para operar en todo momento —los animales también tienen mente, aunque carecen de la habilidad para la introspección— y también se compone de varios elementos que, a diferencia del cerebro, son intangibles; la mente, en términos prácticos, es la más pura consciencia. La meditación es una actividad mental que nos permite orientar la consciencia hacia los fenómenos que nos rodean: nuestra propia respiración, visualizar algún objeto o analizar profundamente conceptos más abstractos como el amor.
De acuerdo con la tradición tibetana, el término gom —que significa “meditación” y “familiarizarse”—, lo que surge en nuestra mente es aquello con lo que más estamos familiarizados, por tanto, la meditación busca conseguir que la mente se familiarice con estados mentales positivos, como la sabiduría, la serenidad, la paciencia y el amor, para que se vuelvan más naturales y espontáneos.
Los grandes meditadores, y ahora también la ciencia, afirman que la meditación puede propiciar cambios físicos, emocionales y
cognitivos mediante la observación sin prejuicios. Esto es posible gracias a la neuroplasticidad, una capacidad que permite moldear
el cerebro y dicho modelaje influye en nuestras emociones y en nuestro cuerpo.
Las investigaciones científicas también han demostrado que la práctica de la meditación protege contra el agotamiento y la fatiga
causada por la ansiedad y la angustia psicológica, además de aumentar los niveles de empatía.
¿Cómo es que se pueden obtener estos beneficios? El mecanismo de acción propuesto es una mayor conciencia metacognitiva, exposición interoceptiva, aceptación experiencial, autocontrol, control de la atención, memoria y relajación; pero para comprenderlo un poco mejor, los mecanismos de acción se han agrupado en seis mecanismos neurobiológicos que pueden apreciarse en la siguiente imagen.
Existen varios métodos de meditación practicados en diferentes culturas, cada uno con funciones y beneficios específicos, pero todos comparten el principio de que la mente se ha de familiarizar con aspectos positivos desfamiliarizar de los negativos de la misma. Por medio de la meditación podemos reconocer nuestros errores y adaptar nuestra mente a pensar y reaccionar de un modo más realista, afable y honesto de forma gradual.
Texto revisado en agosto de 2019 por: Tenzin Yampel, monje budista y guía de meditación.